El Congreso de Perú intensifica la ofensiva contra el presidente Pedro Castillo, que se queda sin partido

El Congreso de Perú intensifica la ofensiva contra el presidente Pedro Castillo, que se queda sin partido

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Una acusación constitucional en el Congreso, un nuevo ministro censurado y una repentina ruptura con el partido que le llevó al poder. Esto es lo que queda de una semana en la que al presidente peruano Pedro Castillo le queda menos oxígeno para sobrevivir frente a una maquinaria opositora cada vez más asfixiante.

El agotamiento legislativo de una dirección que desde el principio se sabía débil y que ha cometido muchos errores en menos de un año alcanzó su punto álgido el pasado jueves, cuando tomaron forma en el Congreso iniciativas que llevaban días preparándose.

Ese día, la Comisión de Fiscalización aprobó, en una votación muy publicitada pero caótica, un informe en el que se acusa a Castillo de dirigir una supuesta red criminal enquistada en el Poder Ejecutivo, en la que también están implicados otros personajes vinculados a su liderazgo, prófugos de la justicia.

La causa, que propone imputar constitucionalmente al jefe del Estado por delitos de organización criminal, negociación incompatible y abuso de funciones, será votada por el pleno de la Asamblea Legislativa en los próximos días y, con el voto a favor de la oposición , todo indica que obtendrá luz verde.

Entre sus más de 360 páginas, el informe propone enviarlo al Ministerio de Asuntos Públicos, que ya ha iniciado una investigación preliminar contra Castillo, así como a la subcomisión parlamentaria de acusaciones constitucionales, que tiene otra denuncia de destitución contra el vicepresidente. Dina Boluarte.

Sumando el caso de Castillo, la subcomisión podría proponer su inhabilitación por violación constitucional al igual que la de Boluarte, lo que en el pleno requeriría sólo 66 votos , un horizonte que se percibe cada vez más alcanzable y que podría poner fin a la actual administración.

Registro censurado

Exactamente el mismo día y a la misma hora en que se debatía el informe en la Comisión de Fiscalización, el Congreso condenó al ministro del Interior, Dimitri Senmache, a poco más de un mes de haber aceptado la cartera, que ya tiene seis titulares diferentes en los once meses de la administración Castillo.

Un escenario que, para gran parte de la opinión pública, confirma la incapacidad del presidente para elegir funcionarios adecuados en medio de su vaivén de escándalo en escándalo al nombrar cuatro gabinetes ministeriales en menos de un año.

Otros destacan el papel hostil de un Congreso con mayoría conservadora e intereses políticos particulares, que ya suma dos intentos fallidos de destituir a Castillo, mientras intenta cambiar la Constitución con cautela.

Es probablemente la mezcla de todos estos ingredientes lo que ha mantenido al Perú en esa perenne crisis política y moral que arrastra desde el último lustro (2016-2021), que ha llevado al país a una de sus mayores crisis políticas en democracia y que terminó con la caída de tres presidentes, la disolución del parlamento y la quiebra entre la ciudadanía y la clase política.

La censura de Senmache se justificó, entre otras cosas, por su presunta responsabilidad en la fuga del ex ministro de Transportes Juan Silva, buscado por la justicia por su presunta implicación en una supuesta red de corrupción en el actual ejecutivo.

Con esta salida, promovida por el partido fujimorista Fuerza Popular, ya son cuatro los ministros destituidos en la actual legislatura en menos de un año, más que el número de funcionarios censurados en las últimas dos décadas.

Más solo que nunca

Once miembros de Perú Libre, el partido marxista que llevó a Castillo al poder en julio pasado y del que el presidente se retiró oficialmente el mismo jueves, votaron a favor de la censura al ministro del Interior a petición de esa organización política dirigida por Vladimir Cerrón, condenado por corrupción.

Los dirigentes del partido pidieron al Gobierno que aceptara irremediablemente su beligerancia tras acusarle de aplicar una «agenda neoliberal perdedora» y de contribuir a la división interna de su bancada, la más votada en las elecciones de 2021 con 37 diputados, de los que hoy sólo quedan 16. .

Mat, que coronó el distanciamiento que desde hace meses se había dado entre Castillo y Perú Libre, y que destituyó al jefe de Estado sin una asamblea formal y nuevos puentes de diálogo con el parlamento, altamente desaprobado por los ciudadanos (85%). también rechaza, en un 71%, el liderazgo presidencial.

En la actualidad, el partido gobernante leal al presidente se ha reducido a cuatro grupos escindidos de Perú Libre: Bancada Magisterial, Perú Democrático, Perú Bicentenario y Cambio Democrático, que juntos suman 27 de los 130 escaños que tiene el semicírculo peruano.

Algunas cifras no sólo hacen tambalear el escudo de Castillo en el Congreso, sino que aplazan la búsqueda de un gobierno que lo lleve por la senda democrática y un equilibrio de poderes debilitado por la incompetencia política y las agendas privadas que no son de interés público.

AGA PARTS