Por: Jorge Ponce C.
Seamos claros. ¿Cuáles son los intereses que se encuentran detrás de la desesperación de la señora K para hablar de fraude y pretender frustrar la proclamación del profesor Pedro Castillo como el futuro presidente de la República en el año del Bicentenario?
Esos oscuros intereses debemos apreciarlos en tres niveles: En lo económico, en lo político y en lo ideológico. En el plano económico detrás del fujimorismo no solo están los intereses del gran capital transnacional como del gran empresariado nacional, que se resisten a perder los privilegios con los que gozan (tributos por ejemplo), sino también las fabulosas ganancias que se llevan en desmedro de los intereses nacionales. Lo vemos, por ejemplo, en la minería, que hoy sigue engordando desmesuradamente gracias a los altos precios que se cotizan los minerales (especialmente el cobre) en el mercado internacional; sin que el país se beneficie como debiera ser.
Igualmente los podemos constatar en la industria y comercialización de los medicamentos, que como hemos visto durante la pandemia lucraron despiadadamente en perjuicio de los peruanos que menos tienen. Asimismo, vemos en la cadena de distribución y comercialización de alimentos de primera necesidad, controlados por el oligopolio Alicorp, que acapara y especula con los precios de dichos alimentos según su conveniencia. Son estas poderosas empresas las que financian y sostienen económicamente al fujimorismo.
En el plano político, la derrota de Keiko Fujimori, por tercera vez, implica no solo un duro golpe a la mafia y la corrupción institucionalizada desde hace 30 años, sino también peligraría su propia existencia como partido político, porque si hasta hoy ha pervivido políticamente el fujimorismo ha sido gracias al fracaso rotundo de los gobiernos neoliberales de los últimos veinte años, como son Toledo, Alan, Ollanta y
“En el plano ideológico, la cantaleta derechista de ‘libertad y democracia’ serían desenmascarados como lo que son, simple palabrería que engatuza a incautos y descaminados PPK”
El triunfo de Pedro Castillo y la aplicación de su plan de gobierno esbozado durante la campaña de la segunda vuelta, permitiría dar un golpe de timón a la política económica neoliberal y conducirla por carriles que beneficien realmente a las grandes mayorías del pueblo peruano.
Este cambio de política económica de carácter netamente popular, provocaría que grandes masas de peruanos todavía obnubilados por la manipulación y la demagogia fujimorista, vayan desencantándose y enterrando poco a poco a Fuerza Popular.
En el plano ideológico, la cantaleta derechista de “libertad y democracia” serían desenmascarados como lo que son, simple palabrería que engatuza a incautos y descaminados. Pues la derecha neoliberal levanta esas consignas para engañar y explotar al pueblo en esa clase de libertad y democracia que a ellos les conviene.
Finalmente, sobre el cuco del comunismo, de la misma manera, un exitoso gobierno democrático popular, sin ser comunista, desnudaría todas esas falacias ideológicas que espeta el fujimorismo y toda la derecha retrógrada.
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