En el proceso de exploración de la tumba de 1300 años de antigüedad, que perteneció a la élite del Imperio Huari, se descubrieron numerosas joyas de oro y plata, armas, telas, herramientas y productos de cuero.
La tumba pertenecía a una persona adinerada, posiblemente el gobernante de una de las ciudades de Huari. Junto a sus restos también se encontraron los cuerpos de seis personas más, algunas de las cuales fueron enterradas más tarde que el resto.
En la necrópolis había una gran cantidad de artículos de cuero, bronce, oro y plata, cestas de mimbre, telas, utensilios de madera.
Esto llevó a los arqueólogos a pensar que antes de ellos estaba la élite Huari. El hecho es que los indios ricos y de alto rango de esa época no consideraban el trabajo manual por debajo de su dignidad. Se sabe que los huarianos eran excelentes artesanos y artistas, e incluso los más ricos disfrutaban trabajando con metales, tejiendo con paja y tallando madera.
Esta tendencia se vio en muchas culturas sudamericanas de la época. Contemporáneos de los waryanos, los mayas, también fabricaban joyas y utensilios con mucho gusto.
El estado de Huari existió en 500 – 1000 años de nuestra era. Durante mucho tiempo floreció, pero hacia el año 800 comenzó a decaer paulatinamente. Durante los siglos siguientes, Huari se dividió en pequeñas propiedades y la mayoría de sus ciudades fueron abandonadas por los habitantes.
