Sembríos arruinados por el intenso calor, granizadas inusuales, heladas y sequías anuncian una mala campaña agrícola para este año en la región Junín. Las precipitaciones pluviales se ausentaron poniendo en riesgo el 70% de la agricultura, aquella que depende de las lluvias para prosperar.
El útlimo Pronóstico Agrometeorológico para el cultivo de la papa del Servicio Nacional de Metereología e Hidrología (Senamhi) en agosto último, advierte que en la sierra central y sur, habrá lluvias acumuladas inferiores a periodos normales.
“Estas condiciones secas mantendrán altos niveles de evapotranspiración de los campos de papa ubicados por debajo de los 3000 msnm, ocasionando mayores necesidades hídricas y frecuencia de riego; asimismo, en algunos sectores como el valle de Mantaro, donde se inicia la campaña chica entre los meses de julio y agosto, se retrasaría la fase de emergencia de las primeras siembras, debido a la escasez de humedad y bajas temperaturas nocturnas, sobre todo en los campos que cerecen de una buena dotación de riego”, advertía la institución.
Campos sin sembrar. La campaña agrícola en el valle del Mantaro comienza en setiembre y se intensifica en octubre y noviembre, pero la escasez de lluvias.
Hace varias semanas la temporada de lluvias debió haber comenzado, sin embargo, hasta el momento su presencia ha sido intermitente y mínima. En zonas alto andinas se han registrado fuertes heladas y granizadas, mientras en las zonas bajas el estiaje continúa acentuándose.
En los campos de cultivo los marchitos tallos de maíz, papa, habas y pastos soportan el intenso calor de las mañanas y tardes, aferrándose a la tierra reseca con la esperanza de sobrevivir. Según la ingeniera Adam Ramos, directora zonal de Senamhi Junín, estas características muestran un contexto desfavorable para los agricultores: es casi imposible salvar la presente campaña agrícola.
Los cultivos en terrenos que depeden de las lluvias para crecer, sufren estrés hídrico por la ausencia de precipitaciones.
Ramos, explica que el déficit hídrico es el efecto de La Niña, un fenómeno océano atmosférico que retrotrae toda la lluvia, la retinen durante los meses más importantes para la agricultura (octubre a diciembre) y lo libera en enero, febrero, marzo, de manera intensa ocasionando fuertes precipitaciones que incluso pueden generar desbordes de ríos e inundaciones.
Para la especialista este fenómeno está siendo más recurrente, pues antes se presentaba cada 3 a 4 años. Sin embargo, ahora, debido al cambio climático, lo hace anualmente y sus efectos son diferentes en función al territorio. En la sierra genera mala temporada de lluvias para la campaña agrícola grande, trae heladas, descensos bruscos de temperatura que dañan cultivos y ocasionan la mortandad de los animales.
Las heladas causasn la mortandad de animales en la zonas altas.
Los agricultores parecen no tener otra salida, los casos más críticos son para los pequeños agricultores que siembran para ofrecer sus productos en las ferias comunales o para el consumo familiar. Tal es el caso de Abraham Aquino Camargo, presidente de la comunidad campesina de Mishquipata en San Juan de Jarpa, en Chupaca, quien lamenta que a causa de esta sequía también se haya reducido la producción de leche de sus vacas.
“Estamos realmente preocupados. Todo es producto del cambio climático. Los productores de leche también están siendo perjudicados por la escasez de pastos”, lamenta el agricultor.
A muchos de los agricultores, la sequía los cogió desprevenidos en la campaña chica, a pocas semanas de iniciar la campaña grande. En la actualidad, pequeños agricultores como Abraham ya no realizaron esta última campaña por el temor a que las semillas se pudran y no germinen por la ausencia de lluvia.
Una planta de papa crece en un terreno seco.
“Este no es un problema de ahora ya hace varios años se tocó. La sociedad nunca lo tomó como prioridad”, enfatiza Abraham Camargo quien asegura que las entidades no hacen un correcto manejo de las cabeceras de cuenca para almacenar agua suficiente, y resistir épocas de estiaje como las de ahora. También lamenta que la sociedad no haya aprendido nada de la pandemia, en la que único recurso importante fue la manera de conseguir alimentos, con un rol importante de los agricultores en la provisión de alimentos.
Actualmente el seguro agrario para atender desastres en este sector, en Junín, asciende a los 2 millones de soles que servirán para asegurar la recuperación de 110 mil hectáreas de terrenos de cultivo. Pero este presupuesto será insuficiente dada la magnitud de la crisis, por lo que Ulises Panez Beraún, director de Agricultura Junín, informó que su sector realiza el acopio de información y evalúa la afectación de la ausencoa de lluvias en distintos territorios de la región Junín.
Dicha información le servirá para solicitar al Ministerio de Agricultura y Riego, la declaratoria de emergencia de la agricultura en Junín y ampliar la cobertura del seguro agrario a más territorios.
Maíces en crecimiento afectados por heladas.
Estos acontecimientos se irán agudizando con el paso de los años, debido a los incendios forestales, la contaminación de los ríos, la deforestación en la Amazonía que podrán en riesgo la seguridad hídrica para la región, el país y hasta varias partes del mundo, por lo que tomar acciones preventivas es vital, apostar por la conservación del agua mediante la siembra y cosecha del agua, la reforestación y forestación de los bosques para mantener la humedad de los terrenos y asegurar el crecimiento de los pastos para los animales ya no es solo una opción. Es una obligación de los gobiernos y la sociedad.
Por lo pronto, el pronóstico es que se ponga en riesgo la seguridad alimentaria por la escasez de productos en el mercado que generaría el alza de los precios.
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